martes, 2 de diciembre de 2014

EL VENDEDOR DE PÁJAROS. Hernán Rivera Letelier

   Siempre es agradable leer a Letelier. Con una prosa pulcra y sin circunloquios artificiales, pero con palabras que nos devuelven el amor por la lectura.

   Cuenta en muchas entrevistas, el propio autor, que el único libro con el cual contaba en su infancia era el diccionario. El que para muchos de nosotros, y nosotras, es sinónimo de arduas tareas en "Lenguaje y Comunicación", o en nuestro historia: "Castellano". Para él era la entrada al mundo de las letras. Sin otra lectura que le ayudase a conciliar el sueño, o a pasar el rato, sus distintas letras le ayudaron a matar el tiempo y a revivir muchas neuronas que el inclemente calor pampimo fustigaba por quemar. De esta forma, en sus relatos, nos encontramos con una riqueza de lenguaje propia de un pampino, de un chileno como cualquiera, pero que cuenta con la principal arma de la sabiduría: conocer muchas palabras. Allí está la magia de sus relatos, más que ya el conocido paisaje nortino y del salitre en su obras.

   Esta es la historia de Rosario del Valle, que llega a vender sus pájaros a la decadente oficina Desolación. Porque el canto de las aves, permite que la alegría nos encuentre. Mas al instante de llegar se da cuenta que en esta oficina, que parece la entrada al infierno mismo por su calor; el Averno (Del latín: Sin aves) no parece el mejor de los lugares para su preciada mercancía. Sin embargo, en estas pampas encontrará a la mujer más bella, Jordania, que le hará querer establecerse por fin en su querido sur de Chile. Pero antes debe terminar su labor, su verdadero motivo por el cual se encuentra en Desolación. Que incluso lo liga con el mismísimo Luis Emilio Recabarren, mítico dirigente de la clase obrera de principios de siglo.

   Es una novela corta, que puede ser leída de una sola tirada compulsiva de lectura. Pero que nos ayudará a volver a re encantarnos con los libros y con las historias pampinas. Completamente recomendado para cualquier tarde de verano, en donde nos ayudará a mitigar el calor estival. Ya que si lo comparamos con el infierno de la pampa, no es más que una calurosa primavera.


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